25.3.05
Mitología Local descrita por von Humboldt
Los pueblos de esta región montañosa vivían bárbaros y salvajes!, sin divisiones de
credo ni políticas, cuando desde la llanura (es decir desde el este) llegó un taumaturgo
de larga barba y los cabellos partidos sobre la frente, descalzo pero con los hombros
cubiertos. Los viejos lo llama Bochica o Nemqueteba (seguramente idéntico con
Nemterqueteba, como Zué y Xué lo son, Acosta 1849, p. 208) o Zué, otros afirman que
estos nombres designan a 3 extranjeros barbados que penetraron a esta región
montañosa en épocas diferentes. Bochica (quizá un símbolo astronómico del sol) trajo
consigo una mujer de gran belleza, a la cual la tradición da así mismo la misteriosa
cantidad de 3 nombres, Chía, Yubecayguaya o Huythaca, la mujer (Pandora?) se le
opuso y sedujo al pueblo a funestos vicios. ¿No son estos símbolos de dos principios,
del intento de hombres salvajes de derivar de dos fuentes lo bueno y lo malo? La mujer
causante de las desgracias logró por medio de sus artes de magia, que el río Funza
creciera omnipotente (por crecimiento del río Sono y Tibitó, afluentes del Funza, Acosta
1848, p. 196) y convirtió las hermosas, entonces habitadas sabanas de Bogotá, en un
lago. Los habitantes se refugiaron en las altas montañas. Mitos de una inundación local,
marea deucalionistica y oguigística, cuya tradición he encontrado por todas partes en El
Orinoco y Erevato y en Río Negro, entre los indios selváticos independientes. Bochica,
encolerizado con la mujer, desterró a la Huythaca de la tierra y la convirtió en la luna,
que apenas nació entonces, y a la que ordenó, en castigo por la desgracia ocasionada, a
aparecer solo de noche. Los indios de Ubaque añaden a esto, que Huythaca se desposó
con el Vaqui o el capitán de los demonios y que convertía a los hombres en animales
feroces. Bastante natural el atribuir a la luna y a una mujer astuta todas las
fantasmagorías nocturnas. Pero Bochica (el principio bondadoso) se compadeció de los
pueblos, golpeó en Canoas sobre las rocas y abrió un camino a las aguas, el lago de
Bogotá se escurrió, el espumante Salto de Tequendama se formó en ese entonces, y la
planicie se volvió habitable como antes. Bochica, el creador del culto al sol, se retiró a un
páramo en Sogamoso donde vivió cinco veces veinte veces veinte a 2.000 años y
después de su muerte se trasladó al cielo.
La región en la cual vivió Bochica durante 2.000 años se llama Iraca, el oeste de Tunja,
la hermosa llanura a lo largo del río Sogamoso. (el nombre de Sogamoso fue inventado
erróneamente por los españoles, porque el ultimo pontífice de Iraca se llamaba
Sogamuxi). Iraca fue la Palestina de los cristianos y la Meca de los mahometanos. Los
indios venían de todas partes en peregrinación a esta ciudad santificada por Bochica y
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en medio de la guerra los príncipes amparaban a estos peregrinos. Bochica, también
llamado ldacanças, creó, además del culto al sol, una forma de gobierno, en la cual, sin
embargo, el príncipe espiritual no era al mismo tiempo príncipe terrenal, como en Perú y
Schina (?). Puesto que encontró a los cabecillas indígenas (así dice la leyenda) en
pugna, les aconsejó elegir un comandante como jefe de todos, y puesto que todos se
confiaron a su elección, nombró a Huncahua (se deriva del nombre Hunca o Tunja), un
hombre justo querido por todos, quién dominó todas las provincias desde San Juan de
los Llanos hasta Vélez y generalizó la lengua chibcha. El vivió 250 años y sus
descendientes se llamaron Zaques, así como se llamaron Zipas los príncipes de Bogotá
sometidos a él. Además de estos zaques, Bochica encargó a un Sumo Sacerdote y a
cuatro Electores de las naciones de Tobaza o de Firavitoba, dos tribus elegidas, (los
jefes de los indios Gámeza, Busbanca, Pesca y Toza) para que nombraran al Pontífice
de Iraca. Estos Pontífices nombrados por Bochica como sus representantes temporales
tenían poderes milagrosos. Ellos convertían a los hombres en serpientes, dominaban
sobre las tormentas y las lluvias, y la gente so dirigía a ellos con presentes para implorar
la bendición de la divinidad. Así el jefe terrenal era el Zaque hereditario y el sacerdote (el
sacerdote del sol) de Iraca.
La vanidad europea pretende que hombres de Laponia emigraron a Norte-América. Los
mejicanos tenían tradiciones contrapuestas. Quezalcoal, el Amo de las 7 cuevas del
Nautlacas y rey de 7 naciones, las cuales establecieron la Monarquía mejicana,
abandonó México y se dirigió hacia el este para conquistar nuevas regiones y profetizó
que sus descendientes regresarían alguna vez del este para transformar la forma de
gobierno de México. Esto según Montezuma en la primera visita que hiciera a Cortés.
Solís, Historia de Nueva España. Tomo 1 pág. 376.
Uno tiene que sorprenderse de ver como arriban coches ingleses con resortes a esta
planicie montañosa (1.370 toesas de altura), cómo están llenas todas las casas de Santa
Fé de soberbios espejos, barómetros, termómetros. A qué peligros están expuestas
estas cosas en el río y de nuevo en el camino de Honda a Santa Fé con 14 pulgadas de
ancho. Los artículos de vidrio son por consiguiente tan caros que un tubo de barómetro
es comprado aquí por 2 piastras.
Antes de la conquista los indios llamaban Cundinamarca al Reino de Nueva Granada,
parece un nombre nórdico. Laches en la ribera occidental del Sogamoso, única nación
en la que era permitida una clase de pederastia. Como en esta nación guerrera sólo
trabajaban las mujeres, cuando una mujer paría 5 varones uno detrás de otro, ella (en la
12ava. luna de edad del varón) podía educar a uno de los varones como si fuera una
muchacha. Así esta muchacha se llamaba Cusmo, con ropa femenina, e imitando con tal
exactitud las maneras femeninas que el más sutil fisiognomista se habría equivocado.
Los hombres se casaban con estas Cusmos, prefiriéndolas a las mujeres verdaderas, y
apenas después del establecimiento (fundación) de la Real Audiencia en Santa Fé fue
posible obligar a los Cusmos a vestirse como hombres. (El legislador de los Laches
trataba de aumentar la clase de las personas que trabajaban...)
Los Laches creían que los hombres eran convertidos en piedra después de la muerte, y
que las piedras resucitarían nuevamente como hombres. Piedras de Deucalión...
Los conquistadores hallaron a las naciones Mozca, Guane (alrededor de Vélez), Muzo y
Calima, que habitaban todas regiones montañosas frías, vestidos con ropas de algodón.
Los conquistadores no se sorprendieron poco, cuando llegaron a la alta planicie de los
Llanos de Bogotá, y en lugar de hombres desnudos, cómo habían encontrado cerca a
Santa Marta y en la desembocadura de Río Grande, vieron a los indios vestidos con
ropas finamente tejidas. Las ruanas son invención indígena. El frío obligó a los Mozcas a
trabajar, a vestirse. Campos cultivados, maíz, Chenopodium Quinoa, Solanum
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tuberosum (llamado aquí turmas) habían sido cuidadosamente sembrados en las
montañas, con más cuidado que en las llanuras más cálidas, donde la naturaleza
produce todo por si misma y apenas si se necesita remover la tierra. Cuando uno viaja
de Suba a Zipaquirá ve aún huellas de antiguos campos indígenas cultivados, allí donde
los españoles han dejado todo sin cultivar o para guardar ganado. Si es cierto que antes
de la conquista vivían menos hombres que ahora en el Llano de Bogotá (ahora con
Santa Fé unos 60.000), lo cual es dudoso, entonces aquellos, aún a pesar de su
moderación en la comida, necesitaban más campos de cultivo. A ellos les faltaba el
grano que aquí madura mejor que el maíz, les faltaban las vacas y puesto que ellos
guerreaban eternamente con las naciones vecinas de las regiones más calientes, les
hacía falta la importación, que sólo ahora alimenta a aquellos 60.000 hombres. La
necesidad obliga a trabajar, el frío es necesidad, y la mezcla de zonas frías e
improductivas, planicies de 1.000 toesas de altura en medio de las regiones tropicales
más fructíferas, ha tenido seguramente la mayor influencia sobre la cultura humana en
América. Así como hordas humanas aisladas, expulsadas y obligadas a abandonar las
regiones tropicales, alcanzaron una cultura en las regiones nórdicas, que nunca
hubieran alcanzado en el mundo del trópico que no incita a ninguna clase de trabajo
(todo se ofrece por si mismo); así como estas hordas formadas y acrecentadas en el
norte descubrieron, reencontraron y conquistaron poco a poco su patria primitiva (el
mundo de las palmas), le transmitieron su cultura y sus necesidades, - así mismo creo
yo que se establecieron y se refugiaron en las zonas frías (planicies montañosas) del
mundo tropical familias aisladas, perseguidas por enemigos personales allí se educaron,
se acostumbraron al trabajo y a la vestimenta, habiéndose hecho poderosos
políticamente, descendiendo de las alturas, para conquistar las zonas más calientes que
los rodeaban, impusieron su cultura y sus necesidades a los vecinos más cálidos y
originalmente más inactivos. Tal es la influencia sobre la suerte humana y sobre la
formación humana que tiene la irregularidad de la superficie terrestre; ¡esta es la
influencia moral de las montañas! En el nuevo continente también observamos que
antes de la conquista, en las regiones en las que alternan zonas frías y calientes (Nueva
Granada, México y Perú), los habitantes habían alcanzado una cultura espiritual más
elevada que en las llanuras cálidas y uniformes de Guayana, Caracas, Orinoco, Río
Negro y Marañón, donde la naturaleza produce todo por sí misma voluntariamente, y
donde las montañas